No me agrada hacer panegÃricos a los muertos ni a los vivos, pero sà agradecer favores a quienes, siendo amigos o simples conocidos, se ausentan de la vida para siempre habiendo dejado la impronta de sus servicios (en el caso de Pedro Fuentes-GuÃo, también de su amistad).
Sólo por rememorar un hecho reciente, diré que Pedro me estaba orientando en la elaboración de una novela que, por su contenido, me parecÃa –y sigue pareciéndome- de complicada ejecución. En ella se (...)