ERA FELIZ No era posible, nada podÃa matar una sonrisaUn estado de pavor sacudió a quien llegaba al lugar y preguntaba ante el aglomeramiento; la tranquilidad, la paz habÃan desaparecido y no habÃa lógica en la escena que entraba por las pupilas de todos. TodavÃa flotaba en el aire ese:- ¡Buen dÃa, don Flores! ¿Cómo amaneció hoy?- ¡Hola, Maru! Qué lindo dÃa para gozar de la vida ¿no?- Cuidado, mi amor, mira antes de cruzar la calle, hay muchos locos sueltos al volante. (...)