El Lector (que no siendo lector)
le abre la garganta
(crea una raja en la que introduce
el arma, rápidamente irreconocible)
El Lector
(impulsado por su iniciativa
o inclinación analfabeta)
le abre la garganta
al volumen
(y asà sustrae la urgencia de esos
exudados de animales marinos)
Su despliegue crea la garganta
(la condición que alberga
– rápidamente irreconocible-
el arma)
Ejecuta el desgaste
(y asà promete la temporalidad
los plazos de la (...)