EL GUARDIÃN Al Maestro Edgard A. Poe I
Costaba mantener el orden en la ciudad tomada. Aquellos malditos se habÃan resistido y habÃan tenido que destrozarlos a golpes y zarpazos. Se sintió cansado. Restos de aquella sangre oscura le salpicaban el cuerpo todavÃa. Trepó lo más alto que pudo y pensó en dormir. ReposarÃa después de una larga noche de violencia represiva. Su oficio de Guardián se habÃa vuelto difÃcil por entonces. HacÃa frÃo arriba, pero no lo sintió. Las (...)