Nevaba sobre los pinos, hace muchos años. Los arados del tiempo han surcado la piel, también el alma. La tinta se moja en las lágrimas, sobre todo en las que nunca se han vertido- sufrimiento furtivo-; en las que acaso llevan, blancas y espumosas, los ojos de las nubes en el cielo. Mis labios eran cosidos con hierro; la palabra me quedaba quieta y frÃa de muerte. Dieciocho años: mayor de edad de la soledad. Nieve pálida, llanto de plata, sobre el plomo frÃo del cielo; en los (...)