Cierto dÃa iba la arpÃa volando. La arpÃa estaba muy contenta y fue a casa de la lechuza, al llegar se sentó y le dijo: -Hola lechuza como estás: -Muy bien, gracias, ¿Qué te trae por aquÃ? -Vine a decirte algo. Ayer me encontré esta piedra que brilla y te la traje porque ya que tú eres tan sabia me podrás decir de que tipo es. La lechuza la observó, la examinó, y después de un rato dijo: -Es un pedazo de oro. -Ya sabia yo, como no lo supe antes si todo lo que brilla es oro (...)