En los relatos que componen este libro, Héctor Alvarez Castillo ha sabido recorrer la difÃcil comarca, erizada de dificultades y de trampas, donde nacen y se desarrollan los cuentos. Lo ha hecho, como corresponde, con el ojo tan vigilante como el oÃdo, de manera que las tramas -a veces, situaciones; a veces, vueltas de tuerca; a veces, sorpresas bien graduadas- desembocan, naturalmente y sin tropiezos laterales, en el final que el autor ha previsto y, afortunadamente, el lector no. (...)