La silueta imponente del castillo de Loarre se alza sobre un cerro desde el que vigila el pueblo a sus pies y la llanura de la Hoya de Huesca, que se extiende hasta el horizonte. El rey aragonés Sancho Ramírez lo mandó construir en el siglo XI para proteger los pasos pirenaicos de los ataques sarracenos. Circundado por una muralla con once torreones, está considerado el mejor ejemplo de fortaleza románica que pervive en la Península. Las visitas guiadas discurren por sus estancias, (...)