Aunque convivan a lo largo de muchos años con nosotros, hay personas que se hacen indisociables a una etapa precisa de la vida y resulta casi imposible construir su narración lejos de su presencia determinante. Gabriel Pellitero se encontraba muy enfermo. Tanto que sentÃamos la inminencia de su muerte, de esa despedida que transforma el mundo del que formábamos parte: el final del mundo, en palabras de Jacques Derrida, “como totalidad única, por lo tanto irremplazable y por lo (...)