No me sale cocinar. No me salen las tartas preciosas, los bizcochitos pomposos, ni las magdalenas sublimes, para fotografiar sobre platitos de diseño rústico con servilleta calada. Mancho, quemo, estropicio, salpico... No se me ocurre fotografiar la comida. El móvil está lejos, mis dedos pegajosos, la demostración no me importa... Tampoco hago fotos de conciertos de música independiente, ni fotografÃo la mesa del japo antes de comerme el sushi. No mando enlaces de todo lo que (...)