Una suave brisa vespertina desplazaba con laxitud, los jaldes y acorazonados nenufares, sobre la superficie de las frÃas y desabridas aguas de aquel pequeño estanque, alrededor de las coloridas ninfeas acuáticas, se arracimaban orbiculares rimeros de hojas verdinas y rizomas feculentos, sobre los que se mantenÃan impasibles algunos batracios con piel granujienta y parda, con manchas negruzcas en el dorso y rojizas en el vientre; su continuo croar quebraba el secular y absoluto (...)