No es verdad, como dice Raúl del Pozo, que todas las diosas nacieron de las olas. Algunas nacen entre los trigos.
Aquel dÃa de marzo se abrieron para ti las primeras puertas de la primavera y los cielos azules de Criptana para que pudieras contemplar lo que el poeta Cabañero bautizó "el anchurón cósmico" de la llanura manchega.
Yo, Sara, te debÃa este recuerdo que, volcado en un par de folios, es lo más parecido a una resurrección en la memoria. Y mi recuerdo aquà se hace verdad: lo que siente el corazón dice la letra.