– Ahora si que el sol se va marchar- , dijo el viejo sentado en la cumbre del médano lunático. Estábamos en la última reserva verde que guardaba la costa, resistiendo inútilmente el avance de la civilización. Se veÃan venir las canchas de tenis, cabinas telefónicas para contactarse con el mundo, sea cual fuere el número que cada uno elija, para llegar con la fe de la religión marquetinera. Un petirrojo sin miedo aparente, caminaba sobre la alfombra verde que amortiguaba hasta (...)