Porque se trata de un anglicismo: procede de «hey». Suele usarse para llamar la atención de alguien e imprimir en la frase diferentes tonos, como disgusto, alegrÃa, sorpresa, desprecio, entre otros.
A no ser que forme parte de una expresión denominativa, su empleo está de más en español, pues este idioma ya tiene interjecciones que transmiten los mismos matices. Por ejemplo, dependiendo del paÃs y del énfasis o efecto que se quiera lograr se pueden usar «eh», «oiga», «che (...)