Me caà del tejado, sÃ. Por desenganchar al gato del canalón. Siempre hace lo mismo, sale a pasear por el tejadillo para cazar geckos y a menudo se le quedan trabadas las patas. Nunca suele pasar nada, porque es un gato y los gatos son asÃ. Está unos minutos dando sacudidas y al final se destraba y sigue tan pichi, pero a mà suele desesperarme. Siempre que le veo, me desespera. Paso minutos interminables pensando que en uno de esos tirones pierde el equilibrio y muere atravesado por (...)