Guáimaro fue como un refugio en una etapa difÃcil de mi vida. En esa centenaria ciudad camagüeyana, Cuna de la Constitución cubana, conocà a Odalis Leyva Rosabal, cuando solo escribÃa poesÃa para su consumo personal y las gavetas de su habitación donde abrigó su timidez. Me confesó que a los nueve años de edad comenzó a plasmar en sus cuadernos escolares sus sentimientos, hasta que hace pocos años se dio cuenta que era necesario compartir con otras personas sus creaciones (...)