Con un solo, largo y revolucionario párrafo, Gabriel GarcÃa Márquez hizo temblar los cimientos de la lengua y las viejas calles y casonas de cantera rosa de la ciudad mexicana de Zacatecas, para salvar el primer Congreso Internacional de la Lengua Española. Su ‘Botella al mar para el dios de las palabras’ llevó sonrisas esperanzadas a millones de hispanohablantes y alegró los medios de comunicación e incluso aquella primavera de 1997. «Simplifiquemos la gramática (...)