Tú, yo, él (ella), nosotros, vosotros, ellos (ellas), todos, absolutamente todos, excepto los mudos, que la sustituyen por gestos, tenemos la palabra como instrumento de comunicación y de entendimiento. Y esto es asÃ, sin que nadie pueda evitarlo, en cualquier rincón del planeta. La palabra, por su complejidad, aunque a primera vista nos parezca algo simple, es un enigma, un resplandor cargado de matices. La palabra es eterna, como lábaro vital del hombre, desde que el hombre existe (...)