Es una mujer madura, una artista pintora. Llega a casa cargada con varias bolsas de compra. Le abre la puerta una joven vecina, estudiante de arte, que vive en el piso de enfrente y se presta a ayudarle a subir la carga. "No te preocupes, cojo el ascensor y ya está", le dice la mujer. La joven insiste. La pintora la invita a entrar en su casa. Dejan las bolsas en la cocina, la primera habitación de la vivienda, a mano izquierda. La joven profiere una exclamación de admiración al ver (...)