Mi casa (nuestra casa) es grande y destartalada. Karlos intenta que no sea asÃ. Él compra cosas cuquis en los mercadillos y ferias de diseño y procura que todo esté limpio y en su sitio lógico y normal. Y coloca y recoloca y pule y repule. Y se enfada conmigo (un poco) cuando descubre que me he dejado una bola de calcetines dentro del microondas cuando en realidad querÃa calentarme un café (verÃdico). Sin embargo, sucede que Karlos y yo nos queremos. Bastante. Bastante mucho. Tanto (...)