Ahora bien, se ha observado que la expansión de los nuevos instrumentos, sobre todo en manos de adolescentes y jóvenes, se acompaña de un efecto indeseado: las faltas de ortografÃa y de redacción, en un nivel tal que llega a oscurecer el contenido de los mensajes para los ojos de los no iniciados en mensajes crÃpticos.
Surge asà un debate, del que se ha ocupado recientemente Pablo Linde en el diario madrileño El PaÃs. El punto de partida de la controversia se plantea en estos (...)