A raÃz de la nueva edición del Diccionario de la RAE (la 23.ª), han arreciado las protestas por parte de colectivos e individuos. Unas, porque no se ha suprimido o modificado tal o cual acepción de una palabra; otras, porque se ha añadido alguna, atendiendo a su vigencia entre los hablantes; las de más allá, porque se han incorporado vocablos aquà inauditos, olvidando que son frecuentes en paÃses que comparten con nosotros la lengua: por ejemplo, «amigovio», el cual, por (...)