«Sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud». Ya avisaba en el siglo XVII el escritor y moralista francés, Jean de La Bruyère, sobre la existencia de algo mágico, común a cualquier ser humano con independencia de su raza, clase social o condición, que establece la barrera del agradecimiento. Dar las gracias no cuesta dinero, tampoco hacen falta unos conocimientos previos, ni mucho menos es necesario pedir permiso para ello. Olvidando que la vida se construye (...)