El mes que viene me vuelven a hurgar en la cabeza y sigo teniendo la analÃtica hecha un cisco. Encima con lo del disgusto del gato (que sigue estrambótico y viviendo debajo del sofá) me resté dos kilos más. He hecho un pacto con Jon de cuidar al milÃmetro la comida hasta la operación. Está claro que mi caos natural no me permite meterme en restricciones gordas, pero al menos cuidaré de comer muchas cosas sanas y poca cantidad (o ninguna) de las insanas. Esperemos que paso a paso (...)