Me voy a librar de los cuencos tibetanos porque sigo con el cerebro un poco desatornillado. Es lo bueno de lo malo. Les he dicho a nuestros dos vecinos intelectuales pulcros silenciosos que las vibraciones podrÃan no ser buenas y que existÃa el riesgo de que me diera un ataque de epilepsia o algo. Me lo he inventado por completo. En realidad dudo mucho que la cosa fuera más allá de un simple dolor de cabeza como tantos de los que he estado teniendo, pero me pareció que lo de la (...)