Las emociones, consideradas durante mucho tiempo socialmente incorrectas, van haciendo mella en los individuos hasta que un buen dÃa estallan o bien producen en ellos una involución, en ocasiones, irreversible, «cada emoción reprimida dejará de manera sigilosa su impronta en nuestro comportamiento a través de patrones emocionales que deciden por nosotros, probablemente en contra de nuestros intereses, porque muchas emociones están basadas en el miedo y en la ira» (Punset, 2009: (...)