A la Esperanza. En especial, al Poeta y Diácano, AmÃlcar Torre, in memoriam...
Ayer vino a visitarme. Pero, ciertamente, me costó reconocerlo.
Por supuesto, tocó timbre, esperó que alguno de nosotros atendiera, y luego dijo: “¿Está el dueño de casa?”.
Es decir, yo. O lo que yo representara en aquel momento.
HabÃa elegido un dÃa especial para la visita. No habÃa lluvias ni relámpagos eviscerando la penumbra de la noche, o acortando la tarde, u (...)