A los que se atreven a amar…
Fue después de que vio lo que vio, que sucedió. Una cercana Iglesia católica habÃa hecho sonar su reloj de campanario a las doce en punto de la noche. Y E. Green estaba dirigiendo con maestrÃa a esos dos muchachos y a esa chica en “Los soñadores”… Fueron dos o tres escenas las que vio, antes de que su cuerpo se enardeciera y apagara el televisor y la luz del velador, y se sumergiera en la noche de un insomnio sensual –en (...)