Un valor, sea o no sea ético, es “algo que tiene una importancia” porque “nuestra voluntad se la ha dado” por uno o por otro motivo, o por una u otra causa (costumbre, educación, prejuicio, presión circunstancial o social, etc.), y sirviendo para algo (para intereses de Estado, económicos, religiosos, sociales, individuales, etc.); por lo que, concebido de una u otra manera por la voluntad -manipulada interesadamente o no-, siempre protege a algo más o menos (...)
El que no siembra bien, recogerá un mal fruto (ese "mal recoger" es la primera autocrÃtica y crÃtica (por parte del entorno) que da la vida: