VIVÍAS Eras lozanía de ideales en la selva de cemento. Sentías clamar justicia. Buscabas lo inalcanzable en libros sin respuesta. Florecías trascendencia huella piel con piel. Anhelabas un mundo nuevo para el futuro de tu vientre. Tejiendo escarpines, junto a tus sueños crecía vida en tu vida, claustro de amor latiendo. Una noche de invierno rapiña uniformada inmoló tus sueños. Hoy, acompañas a tu hijo hasta el fin del tiempo. Xenia Mora Rucabado