Los polvos que el mago lanzó al fuego chispeaban al igual que los ojos del rey al oÃr lo que decÃan las estrellas. ’’El prÃncipe matará a su padre; no te sugiero que lo mates, simplemente no lo crÃes’’, dijo el hechicero para tratar de calmar a su señor y amigo. "Es mi único hijo y no puedo acceder a lo que me pides", respondió el monarca y dando media vuelta se marchó a ver a su esposa. La voz del nigromante a sus espaldas tratando de hacerle entender (...)