En algún lugar de España. 30.000 AC.
Sus compactas y resistentes piernas imprimen mayor velocidad mientras cruza enérgico la serranÃa arbolada, como en una danza vertiginosa, esquivando intrépido y rasante, robles y avellanos, pinos y helechos. Su gran musculatura le da un porte torvo, que contrasta con esa relajada mirada que descansa bajo su ensanchada frente. Es un observador adelantado, un espÃa de las familias aliadas, enviado a localizar la posición de las fuerzas (...)