Tengo flores para ti, madre, y para los Angeles de la Guarda. Ahora sube el alma de mi padre, dale cobijo en tu morada. ¿Recuerdas, madre, aquellos momentos que en tu corazón habÃa llagas? No tengas presente ningún sentimiento sino el amor de tu voz callada. ¿Recuerdas el amor de las flores calladas que por tu corazón paseaba? Era el amor de unas flores amadas que mi padre con ternura te entregaba. ¿Recuerdas aquellas miradas al cielo en las tranquilas noches estrelladas? (...)