El verano habÃa llegado. Era tiempo de vacaciones. TenÃan que preparar los bolsos. Otra vez, como siempre, se habÃan instalado en el chalé de la Barra del Chuy. Ãvidos de noticias buscaban noticieros venezolanos, mucho más jugosos que los que se ven en Montevideo. Sus compatriotas en el exterior la pasaban mal. El paro llevaba varios dÃas y ya no tenÃan combustible ni para cocinar. Los abuelos salÃan y entraban constantemente, como si estuvieran más cómodos en sus habitaciones. (...)