Cuando me vaya lo haré en silencio.
Sin ruido, sin prisa, sin rencor.
Mirando al frente y recreándome
con el paisaje. Sin mirar atrás.
Será en un dÃa cualquiera,
en cualquier mes, en cualquier
año. Será mi dÃa. Será el dÃa.
Tampoco es importante la hora.
Cualquier hora será buena
por ser mÃa, por haberla elegido yo.
Podrá ser durante el dÃa,
por la noche - mas intimo -,
al amanecer, al caer la tarde,
a la hora de la siesta o la del angelus.
Cualquier momento será bueno
porque justo en ese preciso momento,
en ese supremo instante,
desnudo de todo, sin ataduras, sin lastre
seré verdaderamente yo,
seré libre...
...aunque sea tarde.
En Baza a doce de septiembre de 1.999