Vengo de casa de Jokin, de hacer una videoconferencia con Karlos. Ha sido genial poder verle. Se me han calmado todas las energÃas chungas. Tanto que cuando he llegado a mi casa y he visto al Papá Noel del bamboleo he pensado "¿pero qué coño hago yo con este engendro?" Karlos está bien. Igual de guapo y de pacificador que siempre. Con su rizo desordenado y su barba de dos dÃas. Tranquilamente me hubiera ido en ese mismo momento a Barajas a coger el primer vuelo a Yemen para poder (...)