Y yo pregunto, al viento: para aceptar vocablos, ¿tendrán los académicos más argumentos que hacerlo por la necesidad de actualizar su DRAE, o de que este sea un «reflejo de»? Blecua sugiere que las palabras viven a partir de su uso, un uso que la RAE refrenda cada tanto en su diccionario y, pregunto de nuevo: ¿estarÃan muertas esas palabras de no ser el DRAE?
En la «legalización» de las palabras hay más demagogia que sensatez. Con ella la RAE gana en democracia y pierde en (...)