Camina con el sombrero. CaÃdo sobre los ojos. El cuello del abrigo levantado. El viejo sombrerero Kurpin inclinado hacia delante. Avanza penosamente contra el viento y la nieve, que lo azotan como queriendo derribarlo. Con las manos en los bolsillos, va contado con ágiles dedos lo que le ha rentado el dÃa. Esta contento. Entre las monedas hay más de las grandes que otros dÃas. En esto de contar, Kurpin el viejo sombrerero es un genio. Calculó la proporción: ¡nueve veces (...)